Compromiso: el gran desafío en tiempos de crisis

“La supervivencia no es para los más fuertes o los más inteligentes, sino para los más adaptables” Charles Darwin

El 2020 fue un año que trajo a nuestras vidas nuevas dificultades, incertidumbre, dolor, angustia y cambios. A las organizaciones les provocó “cambios obligados” para no desaparecer y/o tratar de mantener su rentabilidad. Pudiéramos decir que fue una especie de catarsis donde las consecuencias aún son difíciles de predecir.

Sin duda, la aceleración de la transformación digital en empresas, instituciones y sociedad ante la crisis del Covid-19 ha sido la clave en este escenario que hoy vivimos. Esta transformación digital en las organizaciones ha tenido un actor relevante: “Las personas”.

Los departamentos de personas han tenido que generar cambios aun más rápidos de los que venían experimentando en los últimos 5 años; en este sentido han debido reforzar y trabajar con mayor ahínco bajo dos máximas esenciales: velar por el cuidado de los colaboradores y mantener el compromiso de sus organizaciones.

En estos momentos de cambio, se ha puesto de manifiesto la importancia de las personas y los cuidados que las organizaciones deben tener para con ellos. La pregunta que surge entonces: ¿Dónde poner el foco para enfrentar este proceso de transformación digital? La respuesta a tal interrogante merece hacer alusión a que las personas son el inicio, el punto medio y el final de toda organización por lo tanto encontramos como punto central la gestión del compromiso de los colaboradores para enfrentar las transformaciones que cada día se tornan más necesarias.

Entonces, el gran reto es mantener el compromiso, un compromiso que ha superado cualquier expectativa durante el transcurso de la pandemia. Las organizaciones y en especial los departamentos de RR.HH. han tenido que adaptarse en el último año a un nuevo entorno complejo, teniendo que vivir en primera persona la adaptación a un nuevo sistema de trabajo que ha generado grandes retos, pero también que ha implicado gran esfuerzo por parte de los colaboradores, trayendo consigo desgaste tanto físico como emocional y repercutiendo en la motivación, eficiencia, eficacia y por sobre todo en la salud mental de cada uno.

Se genera una compleja ecuación donde los encargados de dirigir el área juegan un rol fundamental y son el centro neurálgico en este proceso, teniendo que llevar a cabo la difícil tarea de gestionar los equipos que están dispersos y en realidades heterogéneas (cada uno en su realidad particular). En este nuevo escenario, disponer de personas conectadas y comprometidas con sus organizaciones se ha convertido en un aspecto crucial para garantizar la continuidad de los negocios. Es crucial seguir escuchando a nuestros colaboradores con el fin de que se sigan sintiendo motivados e implicados; estos dos factores son la clave para mantener la organización cohesionada, productiva y con una buena salud mental.

En este contexto es fundamental acompañar a las personas, escucharlas, mantener constantes flujos de comunicación, validar sus necesidades e implementar un monitoreo de su salud física y emocional, dando soporte de prevención y solución a las dificultades que cada uno pueda presentar. Otro punto clave es comprender y gestionar sus expectativas y conseguir transmitirles con claridad qué es lo que se espera de ellas y respecto del compromiso con los objetivos del negocio.

 

Venimos observando que el uso de las tecnologías tanto para el trabajo colaborativo como para el cuidado de los colaboradores han demostrado su gran utilidad para mantener a las organizaciones cohesionadas y mantener la salud al interior de estas. Para tomar las mejores decisiones es necesario contar con herramientas tecnológicas que nos nutran de información valiosa para detectar cuáles son las preocupaciones de nuestro equipo, las opiniones con respecto a determinados temas, sus necesidades formativas, sus necesidades de salud, etc.

En definitiva, para gestionar el compromiso en el entorno actual, los departamentos de recursos humanos deben asumir un papel de liderazgo involucrando a todos los niveles de la organización, situando al colaborador en el centro de la organización y apoyándose en la tecnología como compañera de este viaje.

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