La obesidad es un problema muy grave que enfrenta el sector salud en México. De acuerdo a encuestas realizadas por el gobierno, el 70% de la población mexicana padece sobrepeso y casi una tercera parte sufre de obesidad. Lamentablemente, esta cifra no parece disminuir, al contrario, las nuevas generaciones comienzan a padecer de obesidad y sobrepeso a una edad más temprana. Se ha hablado ampliamente sobre los efectos negativos que la obesidad tiene en la salud de las personas, cómo es un factor de riesgo para desarrollar otras enfermedades como la diabetes, problemas cardiovasculares, trastornos óseos, musculares y enfermedades renales.
Una de las pruebas más utilizadas para diagnosticar sobrepeso u obesidad es el cálculo del índice de masa corporal (IMC) de la persona. El IMC es una estimación de la grasa corporal que se obtiene al asociar el peso y la estatura de una persona. Existen rangos de IMC establecidos por los profesionales de la salud que determinan la severidad del problema. Para adultos, un IMC de:
Otro indicador del sobrepeso y la obesidad es la circunferencia de la cintura (CC). Un valor de CC mayor a 102 cm se considera un punto de corte para los hombres, mientras el de las mujeres es de 88 cm.
Investigadores y científicos han realizado varios estudios con el fin de determinar si existe una correlación entre la obesidad y la variabilidad de la frecuencia cardiaca. Actualmente, existen suficientes datos y cifras que nos indican que las personas con sobrepeso u obesidad presentan una disminución de la VFC. A medida que los valores de IMC y CC de una persona aumentan, el VFC disminuye.
La VFC es un indicador de la capacidad de nuestro sistema nervioso y corazón para adaptarse a las necesidades de nuestro cuerpo y de responder a estímulos externos. Por lo tanto, al disminuir la VFC, cambia la respuesta cardiaca nerviosa aumentando el tono simpático y disminuyendo el parasimpático. El efecto negativo que tiene la obesidad sobre la VFC podría explicar el mecanismo por el cual las personas obesas tienden a desarrollar problemas cardiovasculares.
Pero, no te preocupes, ¡no todo son malas noticias! Los investigadores también han realizado estudios donde observan el efecto que una buena alimentación tiene sobre los valores de la VFC. Por ejemplo, en el 2013, Mouridsen y su equipo de investigación encontraron que una pérdida de peso promedio de 3.9 kg en mujeres con sobrepeso mejoraba los valores de la VFC. Esto quiere decir que la pérdida de peso moderada se asocia con el aumento de la variabilidad de la frecuencia cardiaca. También se ha comprobado que incorporar ciertos alimentos a la dieta mejora la VFC de manera considerable y a largo plazo. Incluir una dieta mediterránea, ácidos grasos omega-3, vitaminas B, probióticos, polifenoles son algunos de los ejemplos que promueven tanto el aumento de la VFC como la pérdida de peso.
Efectivamente medir nuestro peso, índice de masa corporal y la circunferencia de nuestra cintura nos ayudan a determinar nuestro estado de salud. Sin embargo, monitorear la variabilidad de la frecuencia cardíaca (VFC) hace un análisis más profundo sobre el funcionamiento de nuestro cuerpo de una manera práctica y no invasiva. Gracias al avance de la tecnología, existen relojes inteligentes o smart watch que permiten calcular la VFC y registrar nuestro progreso. Ahora bien, ¿ya estás listo para cambiar tu alimentación y ver cómo mejora tu salud?
Referencias:
Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre (NHLBI por sus siglas en inglés) (2012). How are overweight and obesity diagnosed? Obtenido el 8 de agosto de 2012 de https://www.nhlbi.nih.gov/health/educational/lose_wt/risk.htm en el contenido de Inglés
Mouridsen, M. R., Bendsen, N. T., Astrup, A., Haugaard, S. B., Binici, Z., & Sajadieh, A. (2013). Modest weight loss in moderately overweight postmenopausal women improves heart rate variability. European journal of preventive cardiology, 20(4), 671-677.
Sánchez, G. L., Sánchez, L. L., & Suárez, A. D. (2015). Composición corporal y variabilidad de la frecuencia cardiaca: relaciones con edad, sexo, obesidad y actividad física. SPORT TK-Revista EuroAmericana de Ciencias del Deporte, 4(2), 33-40.
Young, H. A., & Benton, D. (2018). Heart-rate variability: a biomarker to study the influence of nutrition on physiological and psychological health?. Behavioural pharmacology, 29(2-), 140.